viernes, 18 de abril de 2014

No es mi problema.

Érase una vez un ratón que vivía cómodamente en una granja donde había recibido el granja, donde había recibido el granjero, descubrió una ratonera y tuvo mucho miedo porque se dio cuenta de que querían cazarlo y se le iba a acabar la buena vida.

Enseguida salió gritando al patio de la granja: <<¡Hay una ratonera en la casa!  ¡Hay una ratonera en casa! Pero nadie pareció alarmarse y no le hicieron caso.

La gallina pasó junto a él  y le dijo cacareando: <<Una ratonera es para los ratones, ¿no? Entonces a mi no me importa nada>>.

El ratón pidió ayuda al cordero, pero este le dijo: <<Lo siento ratón, rezaré para que no te pase nada>>.

El ratón se dirigió a la vaca y esta le dijo: <<¿Qué tienen eso que ver conmigo? Yo soy grande y fuerte y esa cosas pequeñas no me importan>>.

Desanimado, regresó a su agujero, y aquella misma noche escuchó el ruido que hacía la ratonera al cerrarse. Pero no había atrapado un ratón, sino una serpiente. La granjera se acercó a ver lo que había y la serpiente la picó. La mujer cayó enferma con fiebre y su marido, pensando que le sentaría bien tomar algo caliente, mató a la gallina para prepararle un caldo. Como la mujer no mejoraba, fueron a visitarla todos sus familiares y el granjero mató al cordero para darles de cenar. Finalmente, la granjera murió y su marido tuvo que vende la vaca para cubrir los gastos del funeral.



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